lunes, 2 de mayo de 2011

Consejos para la obra

Ejercitando la crítica I
Como director de obra suele usted criticar el trabajo de otros. Esto habrá de influir siempre el sentimiento de autoestima del otro. Aun cuando no lo muestre, se sentirá enfadado y reaccionará con resistencia. El estrés acumulado previamente puede desatar una agresión. Usted no puede cambiar esto, pero al menos puede intentar comprender tal conducta y tomar en consideración el origen del comportamiento a la hora de reaccionar.
Ejercitando la crítica II
Si usted debe ejercitar una crítica explícita al trabajo ajeno, entonces se recomienda hacerlo entre dos personas. Procure que no se estén llevando a cabo otras actividades, y que sea posible el contacto directo entre las miradas. Exprese el punto de la cuestión sin supuestos y sin lecciones superfluas. Compare el estado real con el estado teórico, y determine las medidas necesarias. Anote el resultado en palabras breves y sencillas.
Ejercitando la crítica III
En caso de ejercitar la crítica, para no poner al otro innecesariamente a la defensiva, se puede comenzar con palabras de reconocimiento. Aclárele que bajo esas condiciones (presión del plazo, condiciones climáticas, estrechez, poca claridad de los planes, problemas de suministro) cualquiera puede cometer un error. Comuníquele, que en términos generales su trabajo está correcto. Exteriorice su confianza básica en sus capacidades.
Salvar la cara I
En una diferencia, todos queremos tener la razón. A nadie le gusta tener que reconocer que se ha equivocado, pues a menudo esto se ve como una claudicación, y por lo tanto como debilidad. Dejar de lado un punto de vista asumido, tiende a deteriorar la autoestima. Concédale por tanto al otro la posibilidad de salvar su cara. Esto es tanto más importante, si hay otros presentes.
Salvar la cara II
Para que en lo referente a correctivos necesarios el otro pueda salvar su cara respecto de usted, puede intentar concederle la ocasión de que él mismo asuma la corrección, mientras usted se limita a introducirle el problema: "Yo leo este plano de tal manera... ¿cómo entiende usted este detalle de aquí?" De este modo, los errores aparecen discretamente, y no se dramatiza innecesariamente el alcance de las consecuencias, de modo que el otro no se siente desalentado, sino que por el contrario podrá evitar futuros errores.
Autoridad
Las disposiciones que requieran del implicado un esfuerzo adicional, necesitan de capacidad de mando y autoridad. Esto se logra por personalidad, comportamiento, conocimiento y experiencia. El poder económico por medio del otorgamiento de premios o deducciones (alabanza o reprimenda) ayuda al respecto.
Confianza
Las conversaciones sobre cuestiones privadas, íntimas o chistes, pueden reducir la autoridad. Puede darse una atmósfera de complicidad que tendrá efectos adversos respecto de la consecución de exigencias. Preferiblemente, compórtese con reserva y discreción, y evite además el tuteo. Rechace siempre las grandes invitaciones (por supuesto que una taza de café no es un problema).
Comprensibilidad
Uno puede estar muy orgulloso de su educación y grados académicos. Pero en la obra, se deberá ubicar en el nivel de sus interlocutores. El nivel más bajo siempre da la medida, si usted desea ser entendido. Adapte los contenidos y el lenguaje, pues para las observaciones de corte académico sus interlocutores tendrán poco entendimiento.
El habla
Hable pausado y con frases breves y simples. Mantenga siempre el contacto de la mirada con la persona a la cual le habla. No señale a ninguna persona que pase caminando, esté trabajando o no pueda verlo. Si no le han entendido lo que dijo, repítalo con calma. Anote sus exigencias en un breve resumen, y entregue una copia. No escriba demasiado, pues muchos puntos sueltos suelen perderse en el montón.
Formulación
Si una discusión se hace inevitable, evite formulaciones que podrían rebajar al otro: "esto ya hace años que no se hace así", "usted no entiende nada", "se lo estoy explicando por tercera vez", "yo ya sé lo que me quiere decir", etc.Así, sólo logra provocar resistencia. Usted pretende, por el contrario, que el otro esté abierto y permeable a sus argumentos.
Repetir
Repita sus exigencias, sin ponerse descontento ni menos aún enojado. Entrene su capacidad de evitar las justificaciones, fundamentaciones o disculpas para sus exigencias. Procure dejar de lado la costumbre de responder a absolutamente todas las preguntas, o a reaccionar a todos los comentarios. Ignore todos los impulsos externos que lo saquen del tema principal.
Quién es el más sabio
Olvide frases hechas como "el más sabio da el brazo a torcer". Otros lo han llevado a que usted mismo sea el que tenga que ceder la mayoría de las veces. El que haya provocado esta conducta especulaba con no ser nunca él mismo quien tuviera que ceder. Como consuelo por la pérdida de la autoestima se puede considerar usted "el más sabio". En realidad, usted lo sabe muy bien: esto es sólo un autoengaño.
Idioma español
Si algún trabajador de la construcción de lengua materna extranjera repentinamente pierde su capacidad de seguir sus indicaciones en español, no se haga problemas y recurra a un interlocutor de lengua española. La lengua oficial del país es español. Interrumpa el control y prohíba continuar con el trabajo, hasta que disponga de un interlocutor hispanohablante. Así, en el futuro tendrá menos inconvenientes.
Elogios
Con elogios se puede concitar la motivación al trabajo; sin embargo, no exagere, o pronto perderá la credibilidad. Evite hacer elogios demasiado generales, y limítese a elogiar el rendimiento en concreto que lo pone contento. Aclare que usted está contento con eso y que se alegra de que sus expectativas al respecto se hayan cumplido a satisfacción. No deteriore el elogio al final con limitaciones posteriores.
Las Normas
Las infracciones contra reglamentos se suelen justificar con el sentido del reglamento: "¿Usted no creerá realmente que eso vaya a pasar?" Pero lo que usted "crea" como director de obra, es irrelevante. Los reglamentos vienen dados por comités normativos especializados y no por usted mismo. Una discusión sobre la pertinencia o corrección del reglamento, por tanto, no tiene lugar con usted, y llega tarde. Las alegaciones sólo tienen sentido antes de la versión impresa de la norma.
La táctica del salami
Las discrepancias con los reglamentos se suelen ir instalando a lo largo del tiempo por medio de la "táctica del salami": "rebanada a rebanada", se va transgrediendo de a poco la normativa, de modo que cada nueva mínima infracción no constituye ninguna interferencia "dura" en el reglamento. Casi sin notarlo, el "salami" se va consumiendo en rebanadas muy finas, es decir: el reglamento se va ignorando casi sin notarlo. Entonces, sea usted quien corrija esa desviación - de inmediato, y sin incurrir en escrúpulos.
Discusiones
Las discusiones roban tiempo, y suelen no conducir a ninguna parte. Las órdenes de aplicar correctivos o modificaciones, sin más comentarios, son las que mejor conducen al éxito. Nunca se disculpe por su deseo de correctivos o modificaciones. Tal vez usted esté tentado de fundamentar su pedido. Pero lamentablemente, los demás suelen dudar de esa fundamentación, y terminan tergiversando su significado.
La cortesía
A pesar de lo "rústica" que pueda parecer la obra, siempre deberá tratar a los demás con corrección y atención. Salude a todos los trabajadores de la obra de manera clara y audible, discúlpese si no puede respetar una cita, introduzca sus órdenes y pedidos con un "por favor", hable a sus interlocutores llamándolos por su nombre. No levante el tono de voz, no se enfade ni pretenda ser magistral; ni tampoco critique a nadie delante de sus subordinados.
Nosotros
Construya un ambiente de simpatía y confianza, haciendo explícitas las cosas en común: "Ya me ha pasado esto a mí", "Yo también suelo tener mis reservas respecto de este reglamento, pero...". Conjugue los verbos en "nosotros", y muestre así que usted ayuda a los demás y que también lucha, al igual que ellos, por las mismas metas, o sea, por una obra que se pueda ejecutar sin inconvenientes: "debemos respetar los plazos", "debemos cumplir con los deseos del cliente", etc.
Acometer con dureza
Si tiene que vérselas con uno que se las sabe todas, uno que casi nunca se rige según las instrucciones que se le han dado, en ese caso puede ser muy adecuado acometer con dureza: exija la demolición y la reconstrucción de la obra defectuosa aunque no sea necesario. Persista insistiendo en lo mismo por un buen rato. El otro le propondrá soluciones para la corrección de las fallas de modo menos drástico. Y al final, conceda "excepcionalmente" que se lleve a cabo una de esas soluciones.

Bibliografía
  • Rudolf Rybicki, "Bauausführung und Bauüberwachung", Werner
  • Bongard, "Führungsautorität und Durchsetzungsvermögen", Eigenverlag, 1969
  • M. Kneissner, "Vorsicht! Hier wird manipuliert", P.M. Kommunikation, 12/1989
  • Rupert Lay, "Führen durch das Wort", Econ TB Vlg, 1999
  • M.J. Smith, "Sage nein, ohne Skrupel", MVG, 1999

     Fuente de este texto:  <http://www.libro-de-obra.com/help/Baustellentips.htm

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