La construcción es una de las actividades productivas que incide
directamente tanto en el tejido social como en el entorno en el que se
lleva a cabo.
Así, la arquitectura y la ejecución de la obra, debe estar
consciente de su responsabilidad social y medioambiental.
En este
contexto, se ha avanzado mucho últimamente - aunque sigue siendo
insuficiente - en cuanto a la percepción de la necesidad de cuidar el
entorno en que nos movemos, muy importante en la lucha contra el cambio
climático, pero también, de forma inmediata, para la salud humana.
Así,
es fundamental la generación de nuevos conocimientos, y su divulgación,
en relación con la calidad del aire interior y exterior, el control de
emisiones por materiales de construcción, el uso y gestión racional y
sostenible de residuos, suelo y sedimentos, así como el desarrollo de
técnicas de diagnóstico y descontaminación.
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