El calor que pierde/absorbe un edificio se transmite de 3 maneras:
- Conducción: el calor atraviesa los
componentes sólidos de la envolvente en función de su conductividad.
Habrá más pérdidas en los puentes térmicos y se soluciona mejorando el
nivel de aislamiento en dicha envolvente.
- Convección: las fuentes de calor
generan unas corrientes convectivas que trasladan el aire caliente a
otros puntos, y que escapa al exterior a través de las rendijas y los
defectos de estanqueidad de la envolvente.
- Radiación: la temperatura que alcance
la superficie exterior y su nivel de emisividad determinará la cantidad
de energía que pierde por irradiación.
Uno de los principales parámetros en los cálculos energéticos de un
edificio es el volumen interior de aire, que determinará entre otros el
aporte de energia para climatizarlo. Habitualmente, las pérdidas
energéticas de un edificio por convección (infiltraciones de aire)
superan a las pérdidas relacionadas con la conducción de calor (puentes
térmicos)
Podemos decir que un edificio intercambia aire con el exterior de dos
maneras: con y sin control. Por un lado tenemos la tasa mínima de
renovación de aire que indica el Código Técnico de ventilación, para el
cual se diseñan las rejillas correspondientes, y por otro tenemos un
volumen que se infiltra por rendijas y fisuras no diseñadas, que, por
defectos de ejecución, aportan una importante cantidad de aire no
climatizado que altera las condiciones de diseño.
En la parte inferior de un edificio, por el reparto natural de
presiones, predominan las infiltraciones, que aportan aire frio (en
invierno) y que enfrian el interior calefactado. En la parte superior
predominan las exfiltraciones, por donde se escapa el aire que
previamente
hemos calentado. Todo esto supone una importante ineficiencia
energética que hay que considerar en cualquier estudio ó auditoria para lograr un rendimiento efectivo.
Se estima que casi la mitad de las pérdidas energéticas de una vivienda tipo corresponde a entradas no controladas de aire. Aquí
estamos hablando de dos conceptos: ventilación y hermeticidad.
Ventilación es la entrada controlada de aire: conocemos su caudal y por
tanto es posible conocer los costes energéticos que implica. Un edificio
eficiente ha de ser hermético para que no tenga entradas de aire
incontroladas. Su caudal sería desconocido y sus costes energéticos
también. El ensayo blower-door permite conocer el volumen de infiltraciones no deseadas conforme a la norma EN 13829.
EL método blower-door se creó en Suecia en 1975, y está plenamente
consolidado en Europa y EEUU como ensayo básico de hermeticidad en los
edificios. Es uno de los requisitos fundamentales en el estandar
Passivehaus. Se basa en generar una depresión en el edificio con las
entradas de aire normales selladas (rejillas, extractores,…) mediante un
ventilador calibrado. Se mide el flujo de aire y se forma un gráfico
que relaciona el flujo con la presión, para determinar el numero de
renovaciones/hora debidas a las infiltraciones.
Por término medio, una vivienda normal tiene un área de
infiltraciones equivalente a un cuadrado de 45 cm de lado,
suficientemente importante como para desbaratar cualquier cálculo
energético. Mientras se mantiene la diferencia de presiones, un
termógrafo experimentado puede establecer las condiciones necesarias
para localizar estas infiltraciones con la cámara termográfica, viendo
los flujos de aire frio entrando en el interior.
Una vez localizadas estas infiltraciones, su reparación es
sencilla y económica, logrando con poca inversión un nivel de ahorro
energético muy superior a otras actuaciones. En un ensayo
básico para controlar la calidad de montaje de carpinterias, tabiqueria
seca, conducciones eléctricas,…y también en aquellos recintos cuyo
sistema de extinción se realiza mediante agentes gaseosos.
Fuente: Spain Insulation
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